viernes, 28 de mayo de 2010

La comunidad universitaria de la UNSE dio el marco especial a la celebración del Bicentenario de la Patria








Un marco imponente de público integrado por docentes, personal administrativo y técnico, alumnos, egresados, autoridades y funcionarios de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE), participó de la celebración del acto por el 200º Aniversario de la Revolución de Mayo que organizó la Secretaría de Extensión Universitaria de la UNSE en el patio de la sede central.

Desde las primeras horas de la mañana del viernes 21 de mayo pasado una murga compuesta por integrantes del Teatro de la Universidad Nacional de Santiago del Estero (TUNSE) recorrió los diferentes pabellones de la universidad dando inicio a la celebración del Bicentenario de la Patria, cuyo homenaje principal se concretó a través de un acto que contó con la asistencia de todos los miembros de la comunidad educativa y fue presidido por la Rectora de la UNSE, Licenciada Natividad Nassif y el Vicerrector Doctor Carlos López.

El acto comenzó con el ingreso de las banderas de ceremonias de la provincia y prosiguió con el izamiento de la bandera argentina. Luego, la Ingeniera Susana Ibarra de Pérez Molina dirigió palabras alusivas y posteriormente hizo lo propio el Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnologías, Ingeniero Héctor Paz, quienes destacaron que este 25 de Mayo debe ser “una bisagra que nos llame a la reflexión, que sigamos festejando como siempre los actos patrios para ver si despertamos el espíritu de unidad” y que “reafirmemos la universidad argentina desde lo racional y desde lo simbólico. Defendamos con pasión y entendimiento este postulado: sin Patria no hay Nación” (Ver ambos discursos completos a continuación).

Finalizada la alocución del Ingeniero Héctor Paz, una escritora, dramaturga y actriz integrante del elenco del TUNSE de Adultos Mayores recitó el poema de su autoría, denominado “200 años, mi Patria”.

El retiro de las banderas de ceremonias dio lugar a la presentación de números artísticos a cargo del Ballet de la UNSE y al concluir el acto los concurrentes disfrutaron de un chocolate comunitario.

Estuvieron presentes en la ocasión el Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnologías, Ingeniero Héctor Paz, el Vicedecano Ingeniero Pedro Basualdo; el Decano de la Facultad de Agronomía y Agroindustrias, Ingeniero José Salgado, el Vicedecano Doctor José Maidana; la Decana de la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud, Licenciada María Arce de Vera y el Vicedecano Licenciado Hugo Ledesma.

Además, se destacó la presencia del Vicedecano de la Facultad de Ciencias Forestales, Doctor Víctor Acosta; del Secretario de Extensión Universitaria, Profesor Nelson Bravo; del Secretario de Planeamiento Universitario, Arquitecto Luis Righetti; del Secretario General, Abogado Luis Miguel; de la Secretaria de Administración, Licenciada María Díaz; de la Secretaria Académica, Magister Sarife Abdala Leiva; de la Secretaria de Ciencia y Técnica, Doctora Beatriz López de Mishima; y del Director de Telemática, Señor César Roldán.



DISCURSO DE LA INGENIERA SUSANA IBARRA DE PÉREZ MOLINA
“Las políticas que se aplicaron en nuestra Patria a través de los años debieron estar orientadas a buscar un nuevo camino para lograr la definitiva independencia nacional, tal como lo concibieron nuestros patriotas. Es importante convocar a mujeres y hombres de nuestra Patria a recuperar las enseñanzas de Mayo de 1810. Para ello es necesario conocer nuestro pasado para entender el presente. De allí es que debamos documentarnos y estar al tanto de las verdaderas causas del movimiento de la independencia nacional Argentina. Está claro que el ejemplo de Mayo se fue perdiendo en el tiempo y en algunas ocasiones llegó a deformarse ante quienes con diferentes fines políticos llevaron a la Patria a oscuros rincones de la opresión y la desvalorización de un pueblo que sólo anheló y anhela un país fortalecido y con una presencia estimable en el mundo.

Ante estas situaciones que se fueron dando a lo largo del tiempo es preciso trabajar para recuperar los ejemplos históricos del patriotismo de hace 200 años. Ese camino debe ser rescatado. La celebración de los 200 años de la Revolución de Mayo de 1810 implica mucho más que una sucesión de festejos. El Bicentenario tal como está planteado constituye una oportunidad única para pensar y reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de los argentinos. Se trata de un escenario idóneo y una pasión insoslayable para la construcción plural de un proyecto de país que aborde la contención de todos los ciudadanos, que refleje a todos los actores sociales de entre los que juegan un rol destacado las universidades.
La educación superior tiene una estrecha vinculación con los tres ejes que se proponen para la conmemoración del Bicentenario: un país más independiente y soberano a través del desarrollo del conocimiento de la ciencia, la tecnología y la innovación. La necesidad de proponer la construcción de un país auténticamente federal y la de profundizar su pertenencia latinoamericana.

El 25 de Mayo de 1810 debe ser considerado un hito importante del proceso revolucionario que vivió nuestra Patria durante el Siglo XIX. Ese proceso se inició en la reconquista de agosto de 1806 y la defensa de 1807 cuando el pueblo se alzó en armas ante la invasión colonial británica y la huida de sus autoridades políticas y militares. En el lapso que se extiende entre 1806, 1807 a 1810 se gestaron las fuerzas armadas de la revolución que se expresaron en el primer gobierno patrio del 25 de Mayo de 1810. Cuando un pueblo toma la iniciativa de encarar un proyecto que implique la transformación total de su idiosincrasia dos ingredientes se hacen indispensables: valor y decisión. Valor para llevar a cabo una empresa que pone en riesgo la seguridad un estilo de vida y decisión para actuar con firmeza en las situaciones extremas. Para los criollos esa situación extrema se produjo en mayo de 1810 cuando llegaron a Buenos Aires las noticias de un clima caótico en la metrópoli. El rey legítimo Fernando VII había sido encarcelado por Napoleón y sustituido por el hermano de éste. Por entonces España como estado soberano prácticamente había desaparecido y su territorio ocupado totalmente por el extranjero. Carecía de gobierno. Así ante la ausencia de autoridades de las que dependíamos comienzan los preparativos por deponer a Cisneros y se suceden las nuevas designaciones y entrevistas para la convocatoria del Cabildo abierto del 22 de mayo mientras la insurrección ganaba la calle. De esa forma, criollos y españoles se unieron entonces para formar un gobierno de emergencia al frente de la insurrección francesa en España y ante el pedido latente que esto implicaba en estas nuevas tierras. Pero los criollos ya tenían en sus corazones el germen del espíritu independiente y democrático, que alcanzaría su punto culminante en el Cabildo abierto del 22 de mayo. Es a partir de ese momento que el país se plantea dejar de ser colonia para formar una verdadera nación bajo la guía de ilustres figuras con grandes cualidades: el valor y la decisión por un futuro mejor. Mayo se proyectó al continente. En la génesis de los ideales que cristalizaron el primer gobierno patrio donde se sentaron las bases de una patria grande que alentaron a San Martín y Bolívar como proyecto de unidad y grandeza de las naciones americanas.
Una vez lograda la emancipación política Argentina pasó dentro del concierto internacional a ser un estado soberano. Es decir, capaz de relacionarse en igualdad de condiciones con otros estados y lo que es más importante aún generó la condición de dictar de manera autónoma sus leyes y de tomar sus propias decisiones.

El grito de mayo corporizó en la Declaración de la Independencia el 9 de Julio de 1816 su ideal de libertad. Rescatar las enseñanzas de Mayo de 1810 es un hecho de gran importancia para el futuro de nuestra Nación y de nuestro pueblo. Existen en Argentina dos grandes corrientes: el patriótico y nacional y el democrático y popular y cuando estas dos corrientes confluyan en una sola seguramente se abrirá para nuestra Patria un futuro venturoso con grandes posibilidades como Nación.
Así como nuestros antecesores luchadores tuvieron sueños de igualdad y el de lograr una patria grande imaginándose que doscientos años después íbamos a ser un pueblo con un destino común, con un fuerte nivel de cohesión, con un proyecto que nos llevara a todos adelante, deberíamos preguntarnos si a lo largo de este tiempo estos sueños se fueron cumpliendo.
Lo que vino luego de la Independencia no fue tarea fácil: organizar la recién nacida república, pensar los rumbos correctos a tomar, percibir las necesidades de una sociedad hambrienta de anhelos y progresos, sobre todo en un medio de incesantes luchas internas fue un desafío sostenido y demandado a lo largo de nuestra historia.
Cuánta responsabilidad tenemos como universitarios en general por el cumplimiento deleznable de esos sueños, por la confrontación sistemática permanente, por la falta de un proyecto común; cuánta responsabilidad tenemos por estimular de alguna forma las divisiones. Nuestro sueño debería nacer con un sentido de pertenencia común recordando que nadie logra realizarse en un país, en una provincia o en una universidad que no se realice como tal si es que no partimos de reconocernos que formamos parte de ellos. Sería importante trabajar en contra de la confrontación sistemática que atravesó doscientos años de historia.

Aquí resulta importante reafirmar las palabras del gran patriota Raúl Scalabrini Ortiz quien dijo: “Reconquistar el dominio político y económico de nuestra propia tierra es nuestro deber para con nosotros mismos, para con nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos. No es una acción fácil pero tampoco es una acción inabordable. Los revolucionarios de 1810 de donde provenimos nos dieron el ejemplo de que nada resiste la voluntad del hombre puesto al servicio de una gran causa. Sí debemos destacar que la Revolución de Mayo y su pronunciación contaron con la decidida actitud de jóvenes criollos que actuaron con patriotismo para contribuir con el futuro político de la patria. Sentían que el estímulo heredado era una herencia que no debían dilapidar. La joven Argentina fue la denominación que dieron a su empeño por reunirse para estudiar en profundidad la vida nacional y desentrañar el espíritu genuino de nuestra patria; querían superar la discordia civil entre unitarios y federales, porteños y provincianos, ciudadanos de frac y gauchos de chiripá. Tenían fe que una vez culminada la discordia sería posible unir a todos en el mismo sentimiento de trabajar por la organización constitucional del país. Esos jóvenes criollos se dedicaron a profundizar mediante el estudio las antinomias y las divisiones irreconciliables, sí como unir a todos en la convicción de trabajar por el país. Se empaparon de la esencia independista y sus merecimientos. Sabían y entendían cada paso que se debía dar en esta inconmensurable Argentina para bien de todos. Prevalecía en su inquietud de libertad el amor a la Patria con equilibrio y sabiduría.
Sería oportuno que en este 25 de Mayo de 2010 celebremos los valores como la educación que enseña a pensar viviendo permanentemente en la conquista de la libertad, la verdad, el valor humano de nuestros hermanos y las riquezas que el destino depositó en nuestras tierras.

Esta celebración del Bicentenario nos brinda también la posibilidad de repensarnos como sociedad, nos reabre las puertas de nuestra historia y nos invita a mirarnos en ese espejo que somos nosotros mismos con nuestros avances, nuestras luchas, nuestros sentidos y sinsentidos para renovar la aspiración que tenemos y poder reconquistas fuerzas para seguir hacia adelante.
Celebremos el deseo de recuperar el estilo de vida de nuestra sociedad civilizada que antes fue forjadora de trabajo para vivir con dignidad. Tenemos la oportunidad de hacer realidad los sueños de grandeza para la Patria que tuvieron sus fundadores y portadores, por lo que tanto lucharon.
Permítanme hacer un gran agregado a las palabras de un gran escritor español: José Ortega y Gasset que amó mucho a la Argentina y decía “argentinos, a las cosas” para decir argentinos a las cosas y a construir Argentina del Bicentenario que tanto nos merecemos.

Es mi anhelo que este 25 de Mayo sea una bisagra, que nos llame a la reflexión, que sigamos festejando como siempre los actos patrios para ver si despertamos el espíritu de unidad que evidentemente quisieron legarnos nuestros antecesores. Recordemos que cada uno de nosotros somos un artista, podemos crear una obra de arte única, no dejemos escapar la vida viendo pasar las oportunidades”.




DISCURSO DEL INGENIERO HÉCTOR PAZ
“Conmemoramos hoy el nacimiento de nuestra Patria. Doscientos años de historia de un pueblo que surgió de luchas emancipadoras y fratricidas. Es una gran oportunidad para reflexionar sobre lo que nos constituye como Nación. Hoy homenajeamos a nuestra Patria desde nuestra realidad, reconocemos el largo proceso que recorrieron muchos hombres y mujeres argentinos por la libertad y la independencia de nuestro país.
Desde los inicios de nuestra Nación y mucho antes de la emancipación nada resultaba fácil, muchos fueron los desafíos que tuvieron que enfrentar quienes con valentía y auténtico compromiso se movilizaron por los altos ideales de la Patria.
Hoy nos toca afrontar con responsabilidad nuevas luchas, nuevos desafíos, nuevos coloniajes. Ya no con caballos, lanzas y fusiles sino con la pluma y la palabra desde la cultura, la tecnología y desde un mundo globalizado.
El hecho que nos convoca hoy es de notable importancia. Desde la visión histórica podemos reflexionar sobre qué significa rememorar, traer a la memoria, evocar. Esta vez la entendemos como volver a vivir esta gesta emancipadora pero no en el sentido del pasado sino en el sentido actual, del presente. Este ejercicio de la memoria posiblemente active nuestro interior, sentimiento e imágenes que inmediatamente se disparan para conmocionarnos. Es posible que en esta fecha emancipadora del 25 de Mayo nos vengan a la memoria imágenes como el Cabildo, los hombres y mujeres vestidos en época, con paraguas, con galeras, con escarapelas; hasta tal vez podremos escuchar los sonidos de las voces que exclamaban “El pueblo quiere saber de qué se trata”.

El ejercicio de la memoria nos traslada directamente a las imágenes y a los símbolos. El historiador Benedict Anderson define a la Nación como una comunidad política imaginada. Sostiene que lo que nos une a los miembros de la Nación es ese imaginario que nos hace sentir hermanados en la distancia, parte de una misma historia y compartiendo un mismo proyecto de futuro.
Permítanme detenerme sobre tres conceptos relacionados entre sí: la historia, la memoria y los símbolos. El culto a la historia suele ser una deformación propia de los regímenes autoritarios, en tanto y en cuanto estemos hablando de una historia oficial escrita por los vencedores. La historia es una construcción social acerca de los hechos que marcaron los destinos de los pueblos, de las personas y de la humanidad. Por lo tanto, tiene matices que únicamente pueden ser pincelados por todo una gama de colores que sólo se definen desde los distintos constructos sociales. Hacer la historia no es solamente dar un vistazo hacia atrás, es examinar críticamente el pasado revisando nuestros encuentros y desencuentros, develando el pasado, quitando el velo no sólo de las cosas y de los hechos sino principalmente el velo de nuestros ojos, despojarnos de la visión sesgada de nuestros contexto social, cultural, económico y político. En definitiva, llegar a la verdad.

Ya Mariano Moreno nos advertía: “Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, lo que vale y lo que debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía”.
La memoria no es simplemente el recuerdo, es experimentar en el presente, es recrear con imágenes de nuestra propia realidad. Desde el gobierno nacional se nos plantea la recreación de un proyecto de país plenamente independiente y soberano a través del desarrollo del conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación. La necesidad de profundizar las bases federales sobre las cuales se edificó el estado nacional y la de reafirmar los lazos con América Latina.

¿Cómo abordamos la memoria de nuestro pueblo? ¿Cómo recreamos a partir de esa memoria? Tal vez necesitemos primero excavar en nuestra memoria colectiva y descubrir nuestra identidad de Nación las notas distintivas de la argentinidad. De este modo no olvidaremos de donde venimos, cómo llegamos hasta aquí y sobre todas las cosas hacia dónde queremos ir.

Otro elemento disparador de nuestra fiesta patria es el símbolo: la bandera, la escarapela, el escudo, la flor del ceibo, el Himno Nacional argentino que cantamos en cada acto o acontecimiento donde estamos representados como país son símbolos patrios. El filósofo alemán Ernest Cassirer define al hombre como un animal simbólico. Esta perspectiva del hombre que habla sobre la clave de la naturaleza del hombre como símbolo sosteniendo que la razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad. En realidad estamos afirmando que a estos objetos materiales a los que los argentinos le atribuimos un significado simbólico se constituyen en objetos culturales que no pueden estar ausentes en esta conmemoración, pero definitivamente no alcanza para transmitir y recrear el concepto de Patria.

He aquí nuestros propósitos de conmemorar los doscientos años del nacimiento de la Patria. Doscientos años de habernos propuesto caminar juntos en dirección de un modelo de país, reunidos aquí en este patio con un espíritu festivo, en una institución como la universidad tan sentida a nuestro proyecto de vida nacional con la gran responsabilidad que nos ha asignado la sociedad para educar a los jóvenes en la ciencia pero también en los valores, es transmitirles la pasión por lo que hacemos, pasión en lo que creemos, el transmitirles también el sentido de la Patria y que creemos fervientemente que a la Patria la construimos entre todos. Esta misión sagrada que nos dice “Para dar razón de nuestra esperanza”, la esperanza de un país libre, soberano y desarrollado científica y tecnológicamente. Juan José Hernández Arregui dijo: “Un país colonial jamás podrá tener una universidad nacional”. En este Bicentenario de la Patria reafirmemos la universidad argentina desde lo racional y desde lo simbólico. Defendamos con pasión y entendimiento este postulado: sin Patria no hay Nación. Honor al pueblo argentino, gloria a los próceres de Mayo, salud al primer grito de libertad. ¡Viva la Patria!”.

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